martes, 7 de marzo de 2017

Hijo de Dios, metáfora bíblica

HIJO DE DIOS, METAFORA BIBLICA CRISTOLOGIA ‘Hijo de Dios’, metáfora bíblica Según las Escrituras, Jesús de Nazaret, numéricamente hablando, no es hijo único de Dios. Son hijos de Dios los ángeles (Sal 29,1; 82,1; Job 1, 6). Y en el planeta Tierra, desde Adán, primer “hijo de Dios” (Lc 3, 38), la familia divina se da numerosa (Ef 3, 14), y dispersa (Jn 11, 59). Es hijo de Dios Israel (Ex 4, 22; Os 11, 1; Sb 18, 13). Es hijo de Dios el israelita en general (Sal 139, 13. 16; Sb 14, 3; Si 23, 4). Es hijo de Dios ‘el ungido’, o rey de Israel (1 S 12, 3-6; 16, 6; Sal 2, 2); y así se designará a un ungido futuro de Israel (1 Cr 17, 13-14; Lc 1, 32). También es ‘ungido’ de Iahvé un rey pagano (Is 45, 1). Son ‘dioses’ e hijos de Dios los pastores de pueblos, administradores de la justicia (Sal 82, 6). Y sobre esas designaciones generales, los hijos especiales: (1) los reprendidos por él (Pr 3, 11; Hb 12, 6-7; Ap 3, 19). (2), los necesitados, viudas, huérfanos (Sal 68, 6). En cristiano, además de los mencionados, son hijos de Dios: (1) quienes son guiados por el Espíritu de Dios (Rm 8, 14; (2) quienes están en/con Jesús (Mt 5, 16.48; 6, 15, y passim); (3) quienes trabajan por la paz (Mt 5, 9); (4), quienes perdonan a sus enemigos, hasta amarlos (5, 34); (5), los triunfadores finales (Lc 20, 36; Ap 21, 7). ¿En qué grado difiere la filiación de Jesús de Nazaret de filiación tan generalizada? Están los hijos nacidos de Dios (1 Jn 3, 1.3; 5, 18) y los nacidos del Diablo, quien también tiene hijos hum anos (Jn 8, 44; 1 Jn 3, 10). Pero, ¿qué tipo de filiación es la no biológica? Hijo, unigénito y primogénito no siempre tienen significado uniforme en la Escritura. Anteriores a la filiación humana de Dios, los ángeles fueron primogénitos (Hb 12, 22). No todos los descendientes biológicos de Abrahán son hijos suyos (Rm 9, 7). Isaac, su unigénito [monoyené] (Hb 11, 17), no lo es rigurosamente; porque el Patriarca engendra más hijos. Significa, en realidad, que es hijo especial entre todos; como Jesús es monoyenés del Padre, “primogénito entre muchos hermanos “(Rm 8, 29). Es “el Primogénito” (Ap 1, 6); “primogénito de toda criatura”(Col 1, 15); “primogénito de los muertos’(1, 18). Unigénito del Padre, enfáticamente el más ‘divino’, procede de Dios (Jn 4, 3), como proceden de él sus demás hijos (1 Jn 4, 4). ¿La diferencia? El grado de semejanza ‘Engendrados’ por Dios (versión Nácar-Colunga), nacer de él, nacidos de él, es analogía biológica. En el nacimiento biológico cuenta al semen viril, ‘inmundo’ según Job (14, 4), ‘corruptible’, según el apóstol Pedro. En la generación analógica cuenta la simiente divina, ‹incorruptible›, que es « la palabra de Dios viva y permanente»(1 P 1, 23). En ambos nacimientos hay procedencia. Más directa en Jesús, puesto que en los demás decide la fe en él. «Todo el que cree en Cristo ha nacido de Dios»(1 Jn 5, 1). “Hijo de Dios por la fe en Cristo Jesús”(Ga, 3, 26). En la procreación biológica se retransmiten la naturaleza y semejanza del progenitor. En la generación analógica, se retransmite únicamente semejanza, y condicionada a evolución exitosa. “Seremos semejantes a él” (1 Jn 3, 2). Como no se nace hijo de Dios, la filiación, que no es de nacimiento, puede perderse. La palabra, ‘seminal’, permanente, puede dejar de permanecer en quien malogra la semejanza. Hijo de Dios (bion tou theou) (Rm 8, 19), o teknon tou theou (8, 21), san Pablo lo asocia con ‘espíritu de adopción’ (pneuma biothesías) [8, 15), o biothesion (8, 23). A partir de la fe en Jesús, la familia humano-divina se caracteriza como acogida, adoptiva (Rm 8, 5; Ga 4, 5). Se nace de él por adopción. Eso es re-nacer (Jn 3, 3. 6) flialmente semejante (1 Jn 3, 2) gracias a Jesús de Nazaret, su gran imagen (2 Co 4,4; Col 1, 15), repetida en el creyente (Rm 8, 29). “Tuvo a bien revelar a su Hijo en mí “(Col 1, 16). Mas, ¿cómo procede del Padre su gran semejanza, Jesús de Nazaret? El NT distingue entre ‘dioses’, “los que en realidad no son dioses”, y ‘señores’ (1 Co 8, 4-6)13, donde Jesús es ‘Señor’. Y si ‘señores’ tiene que ver con el mito de ‘hombres divinizados’ (Biblia de Jerusalén), el señorío de Jesús es de ‘exaltado’ por Dios, magnificado a su derecha (Mc 16, 19), por obediente (Fl 2,9). “Jesús Nazareno, hombre a quien Dios acreditó” (Hc 2, 27). “Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros crucificasteis” (2, 36). Exaltado por Dios hasta su derecha. Bíblicamente, quien no es Dios puede llegar a ser ‘divino’, nunca deidad. Bíblicamente, “no es Dios un hombre” (Nm 23, 19). ‘Divino’ en el sentido de que se ‘participa de la naturaleza divina’ (2 P 1, 4) que (en ontología bíblica) es exclusiva de Uno-Único-Máximo.14 “No hay otro como yo”(Ex 9, 14). “No hay Dios fuera de ti” (2 S 7, 22). No lo hay comparable. Naturaleza Incomunicable. “Soy Dios, no hombre” (Os 11, 9). “Fuera de mí no hay dios” (Is 44, 10). Contra Egipto que deificaba hombres: “los egipcios hombres son, y no dios” (Is 31, 7). Deidad y hombre son conceptos bíblicos incompatibles. Se malinterpreta el texto de esa carta de Pedro, y que no es del Apóstol14bis.“Jesucristo hombre” (1 Tm 2, 5) es agente multiplicador de filiación (analógica, metafórica). Todo bautizado en su nombre es hijo de Dios (Jn 1, 23). Ha sido enviado por el Padre para que le multiplique hijos adoptivos que tengan a Dios por Padre tal como le invoca él: “La prueba de que sois hijos de Dios es que Dios ha enviado a nuestros corazones el espíritu de su Hijo que clama ¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo, y si hijo, también heredero por voluntad de Dios” (Ga 4, 4-7). “Ved qué amor nos ha mostrado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios, y lo seamos”(1 Jn 5, 1).

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