lunes, 23 de noviembre de 2015

DESCAGA EL LIBRO MÉTODOS DE ESTUDIO BÍBLICO PERSONAL - RICK WARREN

12 formas de estudiar la Biblia tú solo.

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PREFACIO DEL LIBRO "MÉTODOS DE ESTUDIO BÍBLICO PERSONAL"

Durante muchos años, cada vez que escuchaba un buen sermón o alguna
enseñanza bíblica profunda, salía de la reunión asombrado, preguntándome:
¿Cómo le fue posible encontrar todo eso en el texto? Anhelaba tener suficiente
capacidad para descubrir esas verdades por mí mismo. Además, a
menudo me sentía culpable porque la gente constantemente me decía que
debía estudiar la Biblia, pero cuando intentaba abordarla, no sabía cómo
hacerlo. Así que me desanimaba y me daba por vencido.
Desde aquellos días de frustración, he descubierto que la mayoría de los
cristianos sinceramente quieren estudiar la Biblia por sí mismos, pero no saben
cómo hacerlo. No necesitan más exhortaciones como «Deberías estudiar
la Palabra de Dios», sino algunas instrucciones para lograrlo. Y ese es el
propósito de este libro: ser un manual sobre cómo hacerlo. Asumo que ya
sabe lo importante que es el estudio personal de la Biblia, que lo han exhortado
muchas veces a que cumpla con este deber de cristiano y que ha estado
esperando que alguien le enseñe el método preciso para llevarlo a cabo.
La Biblia nos enseña que no puede ser un discípulo de Jesucristo sino se nutre
con regularidad de la Palabra de Dios. En una ocasión Jesús les dijo a sus seguidores:
«Si se mantienen fieles a mis enseñanzas,serán realmente mis discípulos; y conocerán
la verdad, y la verdad los hará libres». (Juan 8:31-32). Si mira hacia atrás
en la historia de la iglesia cristiana, se va a encontrar con que el común denominador
de cada gran hombre y cada gran mujer de Dios es que conocían las
Escrituras y pasaban un tiempo regular y consistente con el Señor y su Palabra".
Nunca antes en la historia ha estado la Biblia tan disponible para el
mundo occidental, y sin embargo nunca antes ha habido tanta hambre de
la Palabra de Dios. Tenemos Biblias en hoteles, moteles, consultorios médicos,
bibliotecas y en la mayoría de los hogares de los países del mundo
occidental, pero la gente ignora lo que dicen las Escrituras. Vivimos tiempos
de analfabetismo bíblico, incluso entre mucha gente del pueblo de
Dios.
En este libro, cada método de estudio se presenta de tal manera que cualquier
creyente en Cristo puede seguir los pasos sugeridos y ser capaz,por si mismo,
de obtener algún resultado de su estudio de las Escrituras. Confío en que su
lectura, estudio y el uso de este libro harán de usted un útil discípulo del Señor
Jesucristo, con instrucción bíblica, que trabaja en su iglesia local alcanzando con
el evangelio a los perdidos y entrenando a los creyentes en el discipulado.

La exigencia del discipulado incluye un llamado a que hombres y mujeres
se comprometan a seguir a Jesús. Crecemos como discípulos mediante la
búsqueda en la Palabra de Dios como hábito de vida y su constante aplicación
a nuestro diario vivir.
George Müller (1805-1898), director de una cadena de orfanatos en
Bristol, Inglaterra, durante el siglo XIX, fue un hombre de fe y oración. Es
asombroso leer las respuestas a las oraciones de este hombre en el trayecto de
su larga existencia. ¿Qué fue lo que lo convirtió en un hombre de fe y oración?
Durante su vida leyó la Biblia más de doscientas veces, y más de la mitad
de esas lecturas las realizó de rodillas, orando basado en la Palabra y
estudiándola con diligencia.
Cuando usted conozca bien la Palabra de Dios, podrá conocer la voluntad
de Dios en cuanto a su vida. Cuando conozca la voluntad de Dios, podrá
orar específicamente y obtener respuestas específicas.
Si preguntásemos en una reunión de la. iglesia.: «¿Cuántos de ustedes
creen lo que dice la Biblia de tapa a tapa?», tal vez todos levantarían la mano.
Sin embargo, si la pregunta fuese: «¿Cuántos de ustedes la leen regularmente
de tapa a rapar», quizá no viésemos tantas manos alzadas. Al parecer, es frecuente
que se nos pueda acusar de estar más interesados en defender la
Palabra de Dios que en estudiarla.
En una tarde típica, el promedio de los cristianos se sienta a ver televisión
más de tres horas, pero a la lectura de la Biblia le dedica unos tres minutos
antes de acostarse. ¡No en balde hay tanta inmadurez espiritual! Muchos
cristianos son más fieles a las columnas periodísticas de sus chismes Ann
Landers o a las páginas deportivas que a la Palabra de Dios. Sé que muchos
inconversos no salen de sus casas por la mañana a menos que hayan leído su
horóscopo. ¿Qué pasaría si los cristianos se comprometieran con el mismo
vigor a leer su Biblia cada mañana antes de salir al trabajo, a la escuela o de
compras? Esto cambiaría su vida y la de quienes los rodean.
El apóstol Pablo dijo algo muy importante acerca de las Escrituras. Le escribió
a Timoteo:
Pero tú sigue firme en lo que aprendiste y de lo cual estás convencido.
Ya sabes quiénes te lo enseñaron. Recuerda que desde niño conoces las
Sagradas Escrituras, que pueden instruirte y llevarte a la salvación por
medio de la fe en Cristo Jesús. Toda Escritura está inspirada por Dios y
es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de
rectitud, para que el hombre de Dios esté capacitado y completamente
preparado para hacer toda clase de bien» (2 Timoteo 3:14-17).

Pablo nos da dos razones por las que debemos conocer las Escrituras.
La primera es que podamos llegar a conocer a Jesucristo y recibir la salvación
que nos ofrece (v, 15). Aprendemos acerca de él y de la redención a
través de la Palabra. La segunda es que las Escrituras nos ayuda a crecer espiritualmente
y nos capacita para cualquier cosa que Dios quiera que hagamos
(v. 17). Los medios de alcanzar ese crecimiento son la enseñanza
(doctrina), la reprensión, la corrección y la capacitación (v, 16). La enseñanza
nos muestra la senda en que debemos andar; la reprensión nos señala
dónde nos salimos de esa senda; la corrección nos enseña cómo regresar
al camino recto; y la capacitación en la rectitud nos enseña cómo permanecer
en ese camino. Esto significa que la Biblia es un completo manual para
vivir la vida cristiana.
Casi al final de! ministerio de Jesús, los líderes judíos intentaban atraparlo
con preguntas difíciles acerca de la Ley.A una pregunta que los saduceos
le habían planteado para atraparlo, Jesús les contestó: «Ustedes están equivocados
porque no conocen las Escrituras ni e! poder de Dios» (Mateo
22:29). Las dos causas básicas de las falsas doctrinas o errores las da Jesús
aquí. La gente abandona las bases doctrinales porque no conoce ni la Biblia
ni e! poder de Dios. Todos los errores se originan en estas dos cosas.
Ante las corrientes de pensamiento que se levantan y la popularidad de
ciertas sectas, falsas enseñanzas y filosofías no bíblicas, es imperativo que los
cristianos fundamentemos nuestra vida en la Palabra de Dios para que podamos
discernir e! error de la verdad.
¿Por qué la mayoría de los cristianos no estudia la Palabra de Dios? Tal
vez escuchemos muchas explicaciones, pero tres de ellas parecen ser las más
comunes. La primera es que la gente no sabe cómo hacerlo. Esa fue mi situación
durante muchos años. Concurrí a conferencias bíblicas, a retiros y a
campañas y escuché buenas predicaciones. A menudo salía de las reuniones
asombrado del penetrante análisis que diferentes oradores hadan de las
Escrituras, y comencé a interrogarme: ¿Por qué yo no lo había entendido así?
Entonces intenté estudiar por mí mismo. Pero como nadie me había enseñado
a hacerlo, me sentía frustrado por mi incapacidad. Sabía que Dios quería
que yo estudiara su Palabra, así que me comprometí a aprender a hacerlo
y a enseñarles a los demás a hacerlo también.
Si me encuentro a un hambriento aliado de un río, un lago o un océano,
podría hacer una de estas dos cosas: tomar la vara y agarrar un pez y dárselo,
y de ese modo satisfacer su hambre por algunas horas, o podría enseñarle a
pescar y a satisfacer su apetito por e! resto de su vida. La segunda opción sería,
obviamente, la mejor manera de ayudarlo. De la misma manera, los cristianos
hambrientos necesitan que se les enseñe la forma de alimentarse a sí
mismos de la Palabra de Dios.
La segunda razón por la que las personas no estudian la Biblia es que no
se sienten motivadas. Esto se debe a que no han experimentado e! gozo que
surge de un descubrimiento personal de las verdades de la Palabra de Dios.
Sus pasados esfuerzos al estudiar la Biblia han sido infructuosos y terminan
dándose por vencidos. Han llegado a sentirse satisfechos con obtener de otra
persona lo que necesitan para sus vidas cristianas en vez de encontrarlo ellos
mismos. En este punto quiero hacerle una advertencia acerca de este libro: si
desea en verdad estudiar la Biblia por sí mismo, nunca volverá a estar satisfecho
con un simple conocimiento de segunda mano de las Escrituras. El doctor
Paul Little comparó en cierta ocasión e! estudio de la Biblia con comer
maní. Comenzará a hacerlo, ¡Y luego no podrá detenerse! Cuando descubra
qué bueno es e! «sabor» de! estudio bíblico, se encontrará yendo por más y
más. ¡El estudio bíblico personal puede llegar a convertirse en un hábito!
La tercera razón por la que las personas no estudian su Biblia es que son perezosas.
El estudio bíblico es un trabajo difícil, y no hay atajos para llegar a él. Es
como todo en la vida que de veras es valioso. Requiere tiempo, esfuerzo, concentración
y persistencia. Las más grandes verdades de la Palabra de Dios no yacen
en la superficie. Hay que cavar para encontrarlas. Así como el oro solo se
puede encontrar en e! fondo de una mina o una perla en el fondo de! mar, las
verdades más profundas de Dios hay que buscarlas con gran diligencia.
Howard G. Hendricks, un bien conocido conferencista y erudito en
educación cristiana, ha señalado tres etapas en las actitudes hacia e! estudio
bíblico:
• La etapa de «aceite de ricino», que es cuando estudia la Biblia porque
sabe que es bueno para usted, pero no le produce mucho
gozo hacerlo.
• La etapa de! «cereal»,que es cuando e! estudio de la Biblia le resulta
seco y poco interesante, pero sabe que es nutritivo.
• La etapa de «fresas con crema», que es cuando en verdad se da un
festín con la Palabra de Dios.
En e! mundo occidental vivimos en una sociedad cuya preferencia es tener
gente que piense por nosotros. Por eso la televisión y otras formas de entretenimiento,
incluyendo los deportes profesionales, son tan populares.
Queremos relajarnos y que nos entretengan, sin tener que pensar ni hacer
ningún esfuerzo. En el estudio bíblico, sin embargo, tenemos que aprender
 algunas técnicas, algunos métodos y luego concentrarnos y desenterrar
los mensajes de Dios para nosotros.
El propósito de este libro es enseñarle cómo desenterrar los tesoros de la
Palabra de Dios. Se requiere pensar con cierta seriedad, pero se ha hecho un
esfuerzo para que el procedimiento sea sencillo.
A cada uno de los capítulos se lo encauzará de uno a doce métodos básicos
de estudio bíblico personal. Para ser bien claros, cada capítulo seguirá el
mismo formato básico. El formato incluye:
1. Un bosquejo condensado de cada método. Eso le permitirá poder tener
una idea de cada método con un vistazo. Usted encontrará útiles estas
ayudas siempre que necesite volver atrás para ver las secuencias de los pasos
en algún método.
2. Una definición breve del método.
3. Una base lógica para cada método. Esto lo familiarizará con los beneficios
y limitaciones de cada método.
4. El procedimiento de cada método. Esto le explicará de manera sencilla
cada paso.
5. Un ejemplo de cada método (un formulario lleno).
6. Sugerencia de posibles pasajes o temas para que pueda iniciar su propio
estudio.
Como cada capítulo es independiente de los demás, puede saltarse algunos
mientras lee el libro, y optar por aprender primero los métodos que más
le interesen. No obstante, con la excepción del número 12, estos métodos se
presentan de acuerdo con su grado de dificultad. Hay una progresión lógica a
través de todo el libro. Mientras avanza de capítulo en capítulo, adquirirá
técnicas adicionales de estudio bíblico. Para obtener mejores resultados,
debe dominar cada método en el orden dado antes de continuar con el siguiente.
El capítulo 1, que trata sobre el método devocional de estudio bíblico,
es fundamental. Usted debería leerlo y comprenderlo a la perfección
antes de intentar practicar cualquier otro, ya que le enseñará cómo escribir
una aplicación personal de las Escrituras, que luego empleará como paso
final en la mayoría de los otros métodos.
Confío en que este libro se convertirá en una herramienta de consulta
que mucho lo guiará durante toda una vida de estudio bíblico personal y al
enseñar a otros a hacer lo mismo.

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